El Factor Humano en las largas singladuras

– NOTA IMPORTANTE -. Este artículo se publicó en La taberna del Puerto y contiene muchas consideraciones interesantes a la hora de plantearse un viaje largo, que en este caso era el cruce del Atlántico.

CONVIVENCIA
Uno de los aspectos más fundamentales del cruce del Atlántico, o de cualquier navegación prolongada, lejos de tierra es la convivencia entre los diferentes miembros de la tripulación.
Hay que tener en cuenta que en una travesía de este tipo se dan una serie de circunstancias que ponen a prueba el carácter de cada miembro de la tripulación:

1- Un crucero no es precisamente un lugar amplio. Te encuentras con todos los miembros de la tripulación, casi de forma continua, durante muchos días.

2- Si la tripulación es numerosa, muy posiblemente hay que dormir en “cama caliente”. Hay también que compartir el o los aseos por todos los miembros de la tripulación y es fácil que surjan roce si el siguiente usuario no está satisfecho con el estado en que lo dejó e anterior.

3- Al que le guste la intimidad, que se dedique a otra cosa. Que no se embarque. Si hay algo que falta en un crucero, es intimidad.

4- Un crucero se mueve. A veces se mueve mucho. La vida con tanto movimiento, durante muchos días, tampoco es agradable. Somos animales terrestres y no estamos a vivir con tanta agitación. Las cosas tienen tendencia a no estar en su sitio y comer, por ejemplo, en un crucero, implica un importante grado de atención para evitar que se te caiga la comida de los platos o los líquidos de los vasos.

5- Un aspecto desagradable del movimiento, es el mareo. ¡Qué desagradable!. Cuando te mareas, te sientes tan mal que te quisieras morir. Sin embargo, y esto es lo peor, no te mueres. Un tripulante mareado, además puede caer al agua con cierta facilidad y si esto ocurre por la noche, navegando con una configuración de velas, que implique un cierto tiempo en dar la vuelta para buscar al que se ha caído, la tragedia está servida.

6- Durante una travesía larga es muy posible que nos pille uno o más temporales y en general una cierta dosis de mal tiempo, como chubascos más o menos frecuentes.
La meteorología adversa, aunque no entrañe un riesgo directo para el barco afecta muy negativamente a la moral, sobre todo si es frecuente.

7- Dormir en un barco en movimiento, sujeto a un régimen de guardias, no es lo mismo que dormir, en la cama propia y en tierra. Hay que buscar la postura, cosa no siempre fácil y cuando se encuentra, puede ser que haya que levantarse, porque te toca guardia. La falta de sueño o alterar los ritmos habituales, no propicia precisamente una mejora del humor.

8- La comida, suele ser otro problema. En un barco en movimiento no es fácil cocinar, no digamos si estamos dentro de un temporal. Tampoco es fácil controlar los movimientos de platos, vasos y cubiertos. A veces hay que comer a deshora o incluso no comer. Los españoles que tenemos una cierta cultura gastronómica y hacemos de la comida una de las bases de nuestra existencia tenemos un cierto handicap con esto.

9- La limpieza del barco y la higiene personal son cuestiones muy críticas. En una travesía, máxime si la tripulación es numerosa, no se puede llevar el barco tan limpio como si estuviera expuesto en un salón náutico. Es sencillamente imposible. Sin embargo, esto no quiere decir que no haya que intentar tener el barco lo más limpio posible.
La higiene personal, cuando falta, bien sea por idiosincrasia particular, bien porque las condiciones ambientales no permiten ejercitarla como uno quisiera durante varios días, genera una peste a tigre que no favorece precisamente el ánimo de la tripulación.

10- Cada miembro de la tripulación es hijo de su padre y de su madre. Puede creer en Dios o no, puede ser de derechas o de izquierdas, puede tener más o menos conocimientos náuticos, puede ser tranquilo o nervioso, más lanzado o más conservador… etc. Armonizar a todo el mundo no es fácil y surgirán roces, casi seguro, durante una larga travesía.

11- El miedo. No se puede olvidar el miedo, que es libre. El que diga que durante una travesía del Atlántico no ha sentido miedo en alguna ocasión, o ha tenido mucha suerte con el tiempo o miente descaradamente. Aparte de las situaciones meteorológicas difíciles, las guardias de la noche, sobre todo si la noche es oscura, son muy propicias a generarlo. ¿y si chocamos con un cetáceo dormido? ¿Y si es con un contenedor semisumergido, imposible de detectar en la oscuridad? El número de malos pensamientos que se pueden generar en estas circunstancias es muy grande y solo limitado por la imaginación de cada uno. Si además hay un temporal, con todos lo extras,(viento huracanado, lluvia y rayos y centellas), es difícil de evitar que surja el miedo, pero si es posible y necesario no alimentarlo

A la hora de enrolarse en este tipo de aventuras, es importante considerar estos aspectos. Una travesía, puede ser una experiencia maravillosa, casi mística, o el peor de los infiernos y la convivencia es la que decide muchas veces entre una y otra posibilidad.

NUESTRA EXPERIENCIA

Cuando empezamos a soñar con nuestro proyecto de cruzar el Atlántico, obviamente no consideramos este aspecto tan fundamental. Sólo cuando fuimos avanzando en él empezamos a ser conscientes de su verdadera importancia, a preocuparnos por que fuera la mejor posible y a seleccionar cuidadosamente los candidatos, que eran bastantes. Además había que poner un límite razonable, para que hubiese un grado de convivencia aceptable y que era la capacidad del barco. Aún así nos pasamos. La tripulación creció hasta alcanzar la cifra de nueve miembros. Demasiado numerosa, como hemos podido ver por la experiencia. A la hora de la partida, fuimos solamente siete (seguía siendo una multitud, pero más reducida). Dos miembros de la tripulación por diferentes motivos no pudieron al finar venir y aunque tanto ellos, como los que nos fuimos lamentamos enormemente su ausencia, la verdad es que fue lo mejor. No por ellos, sino por la cantidad.

Tuvimos también bastante cuidado en no aceptar a los “enteraos”, individuos peligrosísimos en este tipo de aventuras. Todo lo saben y suelen utilizar muletillas tales como “ya lo decía yo…” o “si me hubieseis hecho caso…”. Generan muy mala uva y son candidatos a caerse al agua una noche oscura…
Nos encontramos también con un tipo curioso, muy interesado en la travesía, pero que antes tenía que aclarar varias cosas. Durante el tiempo que durase la navegación, tendría que poner alguien al frente de su negocio y el gasto que esto supusiera, lo teníamos que pagar entre todos… ¿?.

Como el barco iba a ser acondicionado para la travesía e iba a quedar muy mejorado, el propietario de la embarcación, tenía que cedernos el usufructo del barco durante un tiempo para amortizar nuestra inversión… Ni que decir tiene que no volvimos a hablar con él.

Hay que destacar que entre los miembros de la tripulación había amigos “de siempre”, así como a otros los conocimos apenas dos meses antes. Tanto una como otra situación tenía sus pros y sus contras.

Al final, salió una tripulación muy variopinta, en todos los aspectos, sin embargo que tenía una cosa fundamental en común: una gran ilusión por cruzar el Atlántico y cruzarlo disfrutando.

La verdad, que una vez realizada la travesía, si de algo podemos presumir, es de la convivencia que ha sido impecable. Por supuesto que ha habido roces y que unos días estábamos más simpáticos que otros, pero nunca jamás hubo un momento de tensión.
Sabemos que en algún barco que participaba en la regata hubo más de un tripulante que se bajó.

¿A que podemos achacar este éxito?. Pienso que a diversos factores.

1- Hace mucho, el que una vez que pasas un determinado punto, por ejemplo Canarias, no te puedes bajar. Bueno también está la opción de beberte toda el agua y volverse andando, pero no es muy operativa…
Sin embargo, este factor, puede también ser negativo y producir bastante tensión. En nuestro caso, actuó de forma positiva.

2- En general, procurábamos, cada vez que había algo que nos molestaba de los otros, no saltar en el momento, ya que en estos casos se suele pasar no sólo la “factura” actual sino también otras anteriores y con intereses de demora.
Algo que para unos podía ser aceptable, podía ser insoportable para otros. Es importante que todo el mundo sepa qué molesta a todo el mundo e intentar evitarlo. Es importante conocerse, no como se conoce uno de visita, sino más profundamente. En una convivencia tan próxima y tan larga, no merece la pena fingir. A la larga uno se muestra como es.

3- Procurábamos juntarnos a hablar, tanto para planificar futuras acciones, como para comentar acontecimientos del día. Al principio lo hacíamos de una forma más organizada y oficial, al atardecer, luego, estas reuniones, un tanto oficiales, se pasaron a un nivel, menos oficial, pero no menos efectivo, durante la cena, con un vaso de buen vino.

4- Si hay algo que molesta, hay que decirlo, pero procurando que sea sin acritud y si es posible, ahorrándose las ironías, ya que el que ha ocasionado la molestia, puede no ser consciente de ello. Se trata de ir mejorando la convivencia, no de hacerse enemigos y mucho menos de humillar o descalificar a nadie.

5- Como buenos españoles, procurábamos todos los días estar todos juntos para hacer un desayuno fuerte y una buena cena, (siempre que las condiciones lo permitiesen). En estas “comidas de trabajo”, la conversación era siempre animada y nos permitía conocernos mejor.

6- Hemos procurado, ser lo mas ordenados posibles. la mayor parte de las veces exhortados por Paco que repetía hasta la saciedad, como, donde y cuando teníamos que guardar los sacos, las almohadas y le endemoniaba la cosas por medio. También el resto le hicimos caso y la verdad es que funcionó estupendamente.

7- Ha sido muy importante el aspecto gastronómico. Una buena alimentación, lo más cercana a lo que podemos tener en tierra, sube la moral.
Además hubo una buena predisposición para la comida nos conformábamos con poco. No fuimos exigentes a la hora de sentarnos a la mesa, si se podía, ni con quienes cocinaban, más bien al contrario les quitábamos de la cabeza, las creaciones de la neu cousine, que pretendían hacer

8- Al ser siete, organizamos las guardias en equipos permanentes de dos, dejando siempre libre de guardias a Eloy, que como persona experimentada y mejor conocedor de su barco, lo dejábamos para situaciones más complicadas. Esto nos ha permitido tener períodos de descanso de seis horas e ir rotando de forma que o siempre tocase el peor turno al mismo equipo. Los turnos de guardias, de noche se mantenían escrupulosamente y de día eran algo más relajadas

9- Hemos intentado mantener el barco lo más limpio posible. El turno que hacía la guardia de 7 a 10 de la mañana, era el encargado de la limpieza ese día. Especial cuidado se ponía en la limpieza del aseo, ya que sólo había uno en uso y su buen estado era fundamental para un ambiente agradable. También se barría y fregaba el barco todos los días. Igualmente el turno de limpieza, estaba encargado de la cocina, tanto en la preparación de la comida, como en fregar los cacharros, tarea menos creativa y motivante, pero fundamental.
Aunque no estuvieras de servicio o de limpieza o de maniobra, si estabas ahí echabas una mano, siempre se contaba con ayuda.

10- Nos dimos cuenta enseguida del gran talento que teníamos para resolver imprevistos, una capacidad de reacción como si hubiera estado ensayada. No lo era. Funcionábamos sabiendo lo que cada uno podía aportar en cada momento. Siendo también humilde en esto, dabas hasta donde sabias o podías, y a partir de ahí, que lo retomara otro que supiera mas que tu. esto nos dio mucha confianza.

11- Fue una muy buena idea utilizar como terapia ocupacional, las pequeñas reparaciones, las cosicas que se rompían, las puertas que rozaban, sustituir artes de pesca. Servio para que el tiempo sobretodo por las mañanas pasara mas rápido. Sin responsabilidad ninguna, se trabajaba en un bricolaje amater. si lo arreglabas bien y sino ,no pasaba nada

12- Teníamos claras nuestra competencia profesional y nuestras limitaciones técnicas. Pero nadie procuro pisarle su parcela a otro. Ni nos fue muy bien.

13- Respetamos mucho la intimidad , y el descanso, si uno se metía en un camarote y cerraba la puerta, cosa inusual, entendíamos que le apetecía estar solo, que a veces hacia falta,. O que simplemente necesitaba descansar sin mucho ruido. En estos casos solo se le molestaba para casos de verdadera necesidad o para el “jodete que te toca”, osea entrar de guardia.

14- Fuimos perfectamente conscientes de que el aseo tenia ciertas limitaciones en estas circunstancias. Soportamos estoicamente el olor a tigre. La verdad que hubo ninguna muerte por inhalación de gases tóxicos aunque a casi todos se nos levantaba la piel cuando nos quitábamos una camiseta, había hecho un solo cuerpo.

15- El mantener contacto con el exterior y sobretodo con los nuestros, mediante el telefono de cobertura global Iridium, ayudo mucho, de vez en cuando llamabas a casa, te ponian al dia en lo cotidiano de tu hogar, tan lejano para ti.

16- Pero lo mejor, lo que nos aunó, lo que nos hizo equipo, lo que nos transmitía confianza era llevar un buen patrón. No vamos a hacer una glosa de este hombre simplemente hay que reconocer su valía en esta aventura y decirle, utilizando una frase suya: “ de puta madre, tio”.

En general, siempre ha reinado entre nosotros un ambiente de bastante tolerancia y de buen humor. Éramos conscientes de que teníamos que estar juntos muchos días y hemos procurado tomar los momentos desagradables bastante a broma. Nadie ha intentado entrar al trapo en ninguna discusión. De forma totalmente natural hemos evitado conversaciones sobre política, religión… y en general sobre temas que pudieran generar discusiones absurdas sobre temas fuera de contexto.
En cualquier situación semejante de la vida, se puede optar por tres opciones:

– Buscar la pega, que siempre encontraremos a cualquier situación o a cualquier persona a nada que lo intentemos
– Intentar encontrar los aspectos positivos de cada situación o de cada persona
– También te puedes encontrar la opción no sabe, no contesta, pero esta, cuando se trata de tomar una decisión en la que peligra tu integridad física no es la mas adecuada , posiblemente te vayas a la mier…….. .

Creo que la clave del éxito en alcanzar una muy buena convivencia ha sido que hemos optado por la segunda, ya que la primera hubiera generado una atmósfera irrespirable.
También hemos intentado evitar los cuchicheos, ya que poner a caldo a otro miembro, no soluciona ningún problema y crea mal ambiente. No por higiene mental ni por ser muy bien educados sino por supervivencia
En cuanto al miedo, que puede ser un factor desencadenante del mal carácter, pues lo hemos controlado bastante bien. Incluso en situaciones complicadas o casi críticas, como cuando tuvimos que entrar en Barbate a vela atravesando la barra de rompientes, todos mantuvimos la calma. Con un par.
Durante la tormenta tropical Peter, que nos cogió más curtidos, pero lejos de cualquier posibilidad de ayuda si hubiera sido necesario, los turnos se mantuvieron ordenadamente, la gente que no estaba de guardia descansó e incluso fueron capaces de guisar y comerse unos callos con garbanzos, plato que cuando tienes un nudo en la garganta no entra muy bien.
Es importante que haya alguien que actúe de capitán. Muchas decisiones se pueden tomar de forma democrática, pero en momentos complicados, debe haber alguien que mande y que mande bien, en base a sus conocimientos. Por supuesto en nuestro caso, el capitán fue Eloy, que tenía una experiencia muy superior a la nuestra y además era su barco.

La verdad es que después de nuestra travesía, los que éramos amigos somos más amigos y los que simplemente nos conocíamos somos muy amigos.
La experiencia de cruzar el Atlántico derriba barreras que en tierra impiden amistades como los diferentes niveles sociales, económicos o académicos. Éramos un grupo de gente, creo que de buena gente, nadie en esas circunstancias era ni más ni menos que nadie, ilusionados por lo que estábamos haciendo. Así vivíamos en la mar, así nos comportamos después en tierra.

¿QUE NOS AYUDO MUCHO A CONSEGUIRLO? PENSAMOS QUE:

Cada modalidad de navegación conlleva una serie de cosas para que la vida a bordo sea más cómoda, y el tipo de tribulación tan bien. No es lo mismo preparar un barco para no parar en un mes y navegando en competición, que lo que llevarían un matrimonio de cierta edad, originarios de un país nórdico que se ven tan a menudo por nuestras marinas en invierno, y que el barco es su casa. Evidentemente la diferencia es diametralmente opuesta.
Para la regata oceánica necesitamos un habitáculo en el Real Club de Regatas de Cartagena, para guardar lo que dejamos en tierra. El lujo se quedaba en Cartagena y pasaba a predominar lo práctico. Por ejemplo, no llevábamos sabanas ni mantas, las sustituimos por sacos de dormir, que se recogían junto a la almohada en un saco transparente con cremallera. La cubertería y la vajilla quedaron bajo minamos. El menaje, lo justo para hacer la comida para siete, osea ollas grandes y altas con tapa, nada de sartenes para evitar vuelcos y accidentes. Se bajó el friega platos y la lavadora, que el barco llevaba, pasando se reemplazados por los fregaderos y el estropajo, al barreño o cubo en la jupette. Auxiliados por un detergente biodegradable, valido en agua salada, y mucho restregar.
Los artículos de limpieza se calcularon de forma coherente para que fueran los menos posibles y en cantidad adecuada. Lejía, lavavajillas, detergente de lavar, algún insecticida y un limpiador multiusos, y punto. Y de útiles un par de fregona y un cepillo de barrer sin mango largo. Puesto que el espacio es reducido y vas dando con el palo por todos lados, el palo de madera que además de que no se oxida se corta a la medida que precisemos. El recogedor, de mano solo vamos a acachar el lomo un par de veces al día y el que nos toque. Fue un acierto llevar papel para casi todo, servilletas, paños de cocina, bayetas, y evidentemente el papel higiénico, este se calcula a la baja y seguro que sobra, 48 rollos y después de un total de casi cuarenta días reales de navegación, sobraron 20. Las bolsas de basura eran las mas recias que encontramos, que aunque es poco lo que se genera de desechos, que no sea medio ambientalmente fondeable en alta mar, lo que queda hay que llevarlo colgado y se necesita buen plástico para que no se rompan. La higiene personal aun sin que sea comunitaria, si se pueden compartir el gel de ducha y las cremas, protecciones solares y afther sun, se ahorra espacio de esta manera.
Como elementos totalmente permisibles y necesarios, están las colchonetas en los bancos de la bañera y alguna para tumbarse en cubierta, la siesta en cubierta, si el tiempo lo permite es obligada y terapéutica. Un hornillo portátil de camping gas por si falla el butano y la vitro. Una nevera de playa rígida, sirve de asiento que ahorra muchos viajes abajo, nosotros teníamos una eléctrica en la bañera.

LA ROPA.

Un tema personal pero no intransferible, que debe ser consensuado, afortunadamente, solo por este particular, no iba ninguna mujer a bordo, con lo cual el equipaje no tuvo mucho problema. No teníamos previsto se recibidos en ninguna embajada, hasta llegar a Santo Domingo y allí si que tendríamos ropa de mas vestir. Ya se encargarían nuestras mujeres de llevarse, lo que ellas decidieran que nos debíamos poner, por supuesto, y tenerlo preparado a la llegada.
Acordamos que cada uno llevara el uniforme que hicimos para el evento con el anagrama del Picoesquina para actos oficiales y fotos. El traje y las botas de agua mas un prenda ligera impermeable (chubasquero o poncho), para los maretones y los chubascos. Un par de polares o jerséis de lana y sudaderas para las noches frescas, que fueron bastantes. Un chándal y pantalones largos de batalla. Varios polos o camisas de manga larga. Muchas camisetas, de las de propaganda que cuando se ensucian se usan como trapos o se tiran. Calcetines y bañadores o pantalones de deporte, también muchos. Dos pares de guantes, unos impermeables y otros de lana. Gorros de lana y gorras de visera o los socorridos sombreros de paja, la gorra oficial solo para el uniforme. Pasamontañas y braga para el cuello. Calzado náutico, chanclas con sujeción trasera y bambas. La toalla de baño o mejor la toalla para todo.
Aunque aparentemente parece mucha ropa, que lo era, pero íbamos a estar mas de un mes en la mar e íbamos a cambiar, sino de estación si de un clima invernal en la península a otro tropical en el paralelo 20. Pensábamos en un principio mandar desde Canarias la ropa de abrigo, menos mal que no lo hicimos porque la usamos casi hasta el final de la travesía. Instauramos un procedimiento, como siempre a instancias de Paco, que consistía en compartir, con un nutrido número de perchas, un armario para cada dos y un cajón para el mismo tandem, la ropa de agua y las toallas iban, todas juntas, colgadas en el camarote de proa. Para la ropa sucia cada cual se buscaba la vida en un a bolsa de plástico que poníamos donde menos oliera.

EFECTOS PERSONALES.

Otro asunto muy particular en el que también nos pusimos de acuerdo, en lo básico, dejando las puntualizaciones a los gustos o necesidades de cada uno. Aparte del aseo personal que iba en los armarios de encima de los lavabos, todos teníamos una pequeña bolsa de mano o armerito, situado lo mas próximo a la bajada de la bañera para tener a mano lo cosas de uso diario como las gafas, el movil, para cuando había cobertura, las pilas, la linterna, los relojes, el costurero, el GPS portátil. Encima o sobre la mesa de la bañera llevábamos en tabaco el encendedor y la navaja. La cámara de fotos iba en una caja estanca debajo de la capota y Lo mas voluminoso y de uso compartido como el discman, los cd´s, libros de consulta y lectura, DVD´s, juegos de mesa, iban estibados en las lejas del salón o en los cajones de la mesa.
La documentación, pasaporte, tarjeta sanitaria, billetes de vuelta, carnet que pensábamos que podían servir, tarjetas de crédito y el dinero. Cada uno tenia su sitio particular para dejar todo esto.
la bañera, con asientos de teka, donde entrábamos ajustadicos, evidentemente estaba la caña de rueda, muy suave y bien compensada, respondía magníficamente a lo que se le demandaba. Aunque el rey de del barco, el aparatico mas apreciado de a bordo, lo que nos permitió muchas horas de descanso, también estaba junto a la rueda e íntimamente ligado a ella. Nuestro inestimable piloto automático. A proa de la caña estaba la bitácora con su compás, un repetidor de radar hasta 24 millas. Compartiendo pantalla con el plotter con cartografía digital. Debajo de este monitor teníamos el indicador de ángulo y intensidad del viento. Adosada a la bitácora teníamos una mesa abatible, para el aperitivo, las copas y la partida de domino.
Los cofres, uno a cada banda, son de un tamaño apreciable y nos dieron mucho juego a la hora de guardar cosas. Los indicadores del motor, en arranque y la palanca del mando morse, como es lógico estaban junto al puesto de gobierno. También trincamos en la bañera las dos bolsas que preparamos para abandono de buque y bajo el asiento de popa estaba la balsa salvavidas.
A la entrada de la escotilla de acceso al interior, que estaba protegida de las inclemencias climatologicas por una capota abatible, corría el carro de la mayor. Toda la bañera estaba resguardada del sol por un toldo bimini, con posibilidad de acoplarle toldos laterales.
En la jupette, aparte de servir como playa, lavadero, fregadero, sala de despiece de pescado, plataforma de combates pesqueros, urinario publico y ducha veraniega; servia para llevar las cañas de pescar, la antena de la BLU, el material de hombre al agua, los chismes de limpieza y una caja con lo mas engorroso del menaje de cocina.
Sobre la plataforma de popa volaba un estructura metálica a modo de arco radar, donde iban colocados los generadores eólicos, los paneles solares, y las antenas de radio, GPS, y el sistema yach control, por el cual vía Internet nos controlaban tanto la organización de la regata como nuestras familias y amigos.

LOS INTERIORES.

En los interiores lo primero que destaca es el gran volumen de su inmenso salón, con el comedor en forma de “U” ligeramente desplazado a babor, completado con un banco en crujía. La capacidad de estiba de estos bancos es muy grande y los mamparos que la rodean están plagados de armarios. La mesa se baja hasta el nivel de los bancos formándose, utilizando de colchón los cojines y los respaldos ajustados con un curioso sistema de cintas elásticas ideado por nuestro Paco bricolaje, una anchurosa cama en donde duermen perfectamente 3 personas.
Frente a al comedor se encuentra la cocina, que ocupa en la banda de estribor la zona de la manga máxima. Cuenta con refrigerador y congelador independientes y de apertura superior, con una buena capacidad. Vitroceramica con dos placas y hornillo de gas con dos quemadores, con un sistema de sujeción de ollas idea de también de Paco. Complementado con un hormo microondas de buena capacidad, la versatilidad de la cocina es suficiente. Las estanterías y armarios para menaje y comida son correctos. Y el fregadero de dos senos en acero inox. Si bien se queda escueto para lavar lo que genera el cocinar y servir comida para 7 personas. Tiene dos grifos, uno de agua dulce fría y caliente, y otro de agua salada. El barco cuenta además de un lavaplatos electrodoméstico pero para esta travesía se le quitó.
A ambos lados de las escala de acceso, junto a las puertas de los camarotes de popa, se ubican, en babor un mueble en el que se estiban la televisión, el video, un radio con CD, además de varias lejas. En esta misma banda hay un armario grande para ropa que aloja en su interior dos cargadores de batería, y el convertidor de 12 V, a 220. y en estribor la mesa de cartas con un espacio mas que suficiente para la colocación de toda la electrónica. Junto al asiento se encuentra el cuadro eléctrico el que ya se hablará mas adelante. Bajo la mesa de cartas se aloja la potabilizadora a 12 V. Que por el sistema de osmosis inversa nos suministraba hasta 30 litros/hora de agua potable a los 620 litros que cabían en los depósitos de inox,
Bajo los bancos de la bañera estan los camarotes de popa, capaces para dos personas, cada uno, eso si, que se quieran mucho, contaban con armarios y lavabo, debajo de las literas habían depósitos, de agua en babor y bastante espacio para guardar avituallamiento. En estribor el deposito es de gasoil, con una capacidad de 215 litros, lo que nos daba una autonomía de aproximada de 400 millas, en el espacios adyacentes guardábamos piezas de respeto de motor y electricidad, además de aceites y lubricantes. Estos dos camarotes compartían un aseo con inodoro manual lavabo y ducha que no se utilizo y nos servia de taller, allí estaba el acceso principal al motor,
A proa del salón estaba el camarote principal con una cama de matrimonio pagada un costado, que convertimos en camas separadas con una tabla vertical intermedia. Bajo ella había cuatro cajones grandes para ropa y pegado al casco casi toda el agua embotellada que llevábamos. A otro lado utilizamos el sofá como cofre para comida y sobre este colocábamos las bolsas con los sacos de dormir y las almohadas. Arriba instaló, como siempre, Paco, una barra donde iban colgados con un sistema antiescora, los trajes de agua y unas bolsas individuales para guardar y secar las toallas. y pegado al casco, un mueble bar un tocador y una leja bastante amplia donde iban los botiquines.
Siguiendo hacia proa entrábamos en el aseo, con inodoro eléctrico ducha de agua caliente, lavabo y un sinfín de armarios donde de iban los artículos de limpieza.
En el pañol de proa con acceso a cubierta, se saco la lavadora que iba instalada y se dejo como despensa.
Los portillos son suficientes para una correcta ventilación, aumentados de forma efectiva en la zona de cocina, la luz que dejan pasar durante el día es adecuada para que se vea perfectamente en cualquier habitáculo del interior.

HERRAMIENTAS Y REPUESTOS.

Es fundamental el saber trabajar a bordo y es importante la formación teórico – práctica a la hora de navegar, pero lo que si que es imprescindible es poder reparar las averías que nos surjan, quizás tan importante como el salvar el barco y posiblemente la vida, en algunas ocasiones. Uno no puede pretender saber de todo pero un poco de cada cosa si, Lo mejor es que cada uno de los miembros de la tripulación se obligue a adquirir unos conocimientos, poner otra ver en practica olvidadas habilidades o hacer uso de ese talento especial que uno se cree que tiene, para realizar a bordo las tareas que habitualmente le encargamos en tierra a los profesionales del ramo, por eso hemos designado al chapuzas del motor, (el multiusos de Fernando), al rey del bricolaje (súper Paco), el maestro velero (el iluminado de Rafa) o el “chispa de a bordo ( el gran Eloy)
Pero todo esto necesita de los medios necesarios para realizarlo que son: ¿que cambio, sustituyo o reparo y con que? .Osea repuestos y herramientas.
Lo es cierto es que luego, en la mar, cuando nuestro mecánico de confianza esta miles de millas de distancia, el maestro velero y el electricista igual, porque son vecinos. Surgieran las pegas y necesitaremos algo que no llevamos a bordo ¡y mira que lo pensamos! Pero no hay que asustarse, raro será, aunque no sea con la herramienta idónea, no podamos reparar con ingenio y ganas. Lo que nos echen.

 

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.